Tras varias consultas recibidas por nuestros lectores, haremos un breve análisis de cómo se debe abordar una situación en la que nuestra empresa necesita adaptar su sistema de incentivos de manera que se adecue a los cambios estratégicos de la misma.

En primer lugar, debemos ser cuidadosos con el procedimiento elegido para modificar o eliminar un sistema de incentivos, pues de ello dependerá el éxito y la aceptación de la medida. Cualquier tipo de gestión mal elaborada puede conducirnos a situaciones de conflictividad y y/o de reclamaciones jurídicas que después serán difíciles de abordar.

Cabe tener en cuenta que después de la reforma laboral, la cuantía salarial puede ser modificada por la vía de las modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo, (siempre y cuando no sean de carácter convencional, cuyo caso habría que optar por el procedimiento de descuelgue) por lo que habremos de tener claro que éste será el procedimiento que hemos de abordar. La consecución de un acuerdo con los trabajadores ó sus representantes es la mejor manera de efectuar dichos cambios, pero cuando esto no es posible hemos de contar con las herramientas que hagan factible que nuestras necesidades económicas, organizativas o productivas hagan posible la ejecución de dicha medida, trabajando ordenadamente y siguiendo cada uno de los trámites procedimentales que evitarán después sorpresas en caso de haber reclamaciones.

Por último recordar que siempre la mejor medida es la prevención, por lo que si se establece un sistema de incentivos que refleje las condiciones en las cuales se adaptará, o no aplicará, en función de determinadas variables, las actuaciones serán mucho más sencillas. De ahí la importancia de contar con profesionales a la hora de implantar cualquier sistema salarial en nuestra empresa.

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